Aunque la mayor parte del tiempo puedo presumir que mi dulce vida realmente es muy dulce y feliz, no te voy a negar que hay veces en las que las hormonas femeninas, el clima, el presidente y la pena ajena que me provocan; mis papás, la economía mundial y la de mi cartera, el final de la novela (que ahora les llaman series), no ver a bae en días, perder el partido de tocho, y el sin fin de cosas sin demasiada importancia, me dan para abajo, y no hablemos de las verdaderamente importantes, con las que no te voy a agobiar, pero que ahí están , todas y cada una de ellas dominando mis emociones, llamando mi atención, más que eso, demandándola, exigiéndome pensar en ellas más que en mi diabetes.
Entonces me doy cuenta que ni mis caderas, ni tampoco el glucómetro mienten, y empiezo a notarme unos kilitos arriba a la par que mis niveles de glucosa en la sangre. No te engaño cuando digo que mi dulce vida, algunos días es también amarga.
¡Levante la mano quien no ha sentido que pasan días y no logra tener un buen control y dominio de su diabetes!… y si la levantas, aviéntame la primera piedra.
Pero es que no podemos separar nuestro estado físico del emocional, y del sistema en general que somos y del que formamos parte, llámese familia, amigos, grupo laboral, etcétera. Para atender un problema, es necesario atender varios más, y no lo digo yo, lo dicen Antonio Bertoli, Miguel Martínez Miguélez, Carl Rogers, Elisabeth Kübler-Ross, y sólo por nombrar a los que traigo súper frescos en la punta de la lengua.
No quiero ser redundante, sólo quería decirte que a veces pasa que hay cosas en la vida que nos afectan y sobre las que no tenemos control, y nos tumban, pero el manejo de tu diabetes no tendría que ser una de ellas y hacerte responsable y cargo de ella no es tan difícil como pareciera.
En esos días decido pedir ayuda, abiertamente a mis papás, a bae, hermanos, sobrino, amigos, compañeros de trabajo, para que me ayuden con eso de bajarle a mi consumo de carbohidratos y aumentar el de las proteínas y alimentos verdes que me caen de maravilla, también me comprometo a realizar alguna actividad física durante un periodo determinado constante, de manera que al cumplirlo me premio como las grandes, como por ejemplo una ida al teatro, escaparme al campo, irme de compras…
Créeme que compartir contigo a brazos abiertos cómo vivo y entiendo mi diabetes por todo lo que he visto, escuchado, leído, estudiado e investigado, en una y mil corrientes, es una enorme responsabilidad para mí, y estoy MUY consciente de eso, jamás lo pierdo de vista.
Agradezco infinito todos y cada uno de tus comentarios, los buenos y los malos porque me ayudas a mejorar. Me encanta leerte también, de verdad ¡GRACIAS!