La próxima semana imparto un curso de imagen a mujeres con demasiada experiencia, no necesariamente en el fashion, sino en la vida, y eso me tiene de los nervios, porque estoy segura que ellas tienen mucho más que enseñarme que viceversa, pero me muero de curiosidad y de emoción porque será una experiencia completamente enriquecedora y nueva para mi.
Esto es lo que les quiero transmitir, y lo escribo por si aún pasas tiempo con tu abuela, y tu abuelo también, y se los quieres compartir.
Consejos de Iris Apfel para cuando el número en tu edad deja en evidencia toda tu experiencia… (escribí también cosas de mi cosecha).
La edad es sólo un número.
Si eres lo suficientemente afortunado de llegar a «viej@», ¡celébralo!
Es mejor ser feliz que estar bien vestido, pero vestirse bonito es divertido.
Busca sorprenderte y sorprender a los tuyos todos los días.
Cultiva intereses. También interésate por las personas que te rodean.
Cuando no tengas ánimos de arreglarte, recuerda que la ropa habla por ti, ¿qué quieres comunicar?
Cuando quieras vestirte, peinarte, o maquillarte diferente, y las dudas te ataquen, no tengas miedo, la policía de la moda no te va a llevar a la cárcel… en realidad, no existe.
Tu estilo propio es más importante que verte atractiv@, aunque normalmente nuestro estilo propio es lo que nos hace atractiv@s.
La primera impresión siempre es la más importante, es como el amor.
Se requiere coraje y valor para vestirse diferente, pero ya no es tiempo de reprimirte nada.
La moda es el espejo de la sociedad y tú eres parte esencial, ¿qué quieres reflejar?
Cuando tengas dudas de qué ponerte, pregúntate ¿quién eres?, ¿qué te hace feliz?, y ¿con qué te sientes cómod@?
Éste es el momento perfecto para hacer lo que siempre te has reprimido.
Cuando no te vistes como todo el mundo, no tienes que pensar como todo el mundo.
No pude desarrollar este taller sin pensar cada segundo en mi adorada y muy extrañada abuela, a quien recuerdo con una gran alegría aún amarga por lo reciente de su partida, pero a la vez muy dichosa, porque cuando repaso mis últimas horas con ella, pienso que me regaló el gran gozo de haberla visto “antes muerta que sencilla”… mi abuela.
Me contó mi prima el otro día, que mi abuela alguna vez le confesó que no dejaba de arreglarse, verse bonita y ser alegre ni un solo día, porque sabía que a las personas les gustaba estar con ella justo por esa razón.