Aprendí desde muy pequeña a dividir y a organizar al mundo entre listos y tontos, ricos y pobres, blancos y negros, gordos y flacos, etcétera. Y no sólo eso, sino que uno era positivo y el otro negativo; de manera que al enfrentarme al mundo, mis mecanismos de defensa me invitaban a etiquetar con alguno de estos adjetivos a los demás. Por supuesto, los negativos los elegía para aquellas personas con quienes me peleaba o me hacían sentir vulnerable.
Este horrible aprendizaje lo arrastré toda mi vida, inclusive, hace no mucho tiempo, la única y ordinaria manera de hacer sentir mal a la actual novia de mi ex, porque en realidad no conozco nada de ella, fue atacándola con su imagen física.
Me cayó el 20 de que en realidad señalarle sus defectos, a ella y a cualquiera, es la manera más simple de evadir lo que yo misma soy y no soy, y la forma más mediocre de intentar sobresalir.
También, soy consciente de que he sido súper ruda conmigo, y que solita me saboteo diciéndome en infinitas ocasiones lo imperfecta que soy.
Lo escribo porque sé que no soy la única; me consta. Y si tú estás por acá, leyendo esto, y alguna de mis palabras te hace sentido, déjame comprobarte que hemos vivido equivocados, porque lo que podrías considerar como un «defecto» físico, realmente es una cualidad, y es estético y bello.
Considero, de acuerdo a una muy falsable opinión, que la belleza o como prefiero, la hermosura, radica no en una cara bonita, (perdona mi insistencia) o como prefiero, en una faz geometricamente equilibrada, sino que esta en ENTENDER la esencia que te transmite aquel rostro, dificil de discernir racionalmente hablando, pero siempre un placer degustarla. Por cierto, no he hallado algo más hermoso que el trabajo, así también, el amor que trabaja produce gozo.
Siempre es un placer leerte Nelly Flor.
"GNOTHI SAUTON"
Saludos.