Este post es un miniresumen y mi interpretación de la exposición de Condé Nast que estuvo poco más de dos meses en el Museo Franz Mayer en la Ciudad de México por si te la perdiste por equis o ye razón.
Se podría decir que fue Edward Steichen a quien se le reconocería pionero en fotografía de moda por allá de 1911 y promovería esta bonita profesión.
Condé Nast se puso las pilas contratando a los mejores fotógrafos pues el requisito principal era un ojo agudo clínicamente artístico (justo lo que la moda exige) y así comenzaron a despuntar genios como Alexander Liberman, Franca Sozzani y Diana Vreeland colocando a Vogue, Vanity Fair y Glamour, y todas sus ediciones en el extranjero en la cima de la moda.
En la exposición se presentó el trabajo de más de 80 fotógrafos que evidentemente se desvivieron por que su trabajo superara a la edición anterior, lo que los colocó en la historia, haciéndolos los grandes de la moda, intención que persiguieron Irving Penn, Cecil Beaton, Helmut Newton y Mario Testino hasta nuestros días.
Las revistas de moda dirigidas a las lectoras de alcurnia se volvieron la manera perfecta de promover el trabajo de los diseñadores lo que generó en Condé Nast el aquel de contratar a los mejores ilustradores y asegurar imágenes de altísima calidad.
Condé Nast compró Vogue y para 1928, con el deseo de educar los gustos del público, comenzó a definir la identidad y el estilo de “la mujer moderna” haciéndose de un equipo con talento creativo del Olimpo, tanto ilustradores como escritores y fotógrafos, lo que se tradujo en números, entonces los ejemplares repartidos serían multiplicados a la décima potencia y por lo tanto los fotógrafos de Condé Nast serían los mejor pagados en el mundo mundial.
En 1940 aparece Liberman, director artístico de Vogue, cuyo principal talento era relacionarse con artistas genios y mantener importantes conectes con los altos mandos en las revistas de moda más importantes, lo que lo volvió el principal contacto entre la editorial Condé Nast Publications y los nuevos fotógrafos potenciales, a quienes les ofrecía viajes y fondos ilimitados, estudio propio, un sueldo fijo y toda la asistencia técnica que requirieran a cambio de total y completa disposición (o sea, los esclavos mejor pagados). Así fue como aparece Irving Penn quien sería uno de sus principales protegidos y más famoso por más de 60 años. También en 1966 después de mucho rogarle conquista a Richard Avedon quien se sumaría a las fuerzas básicas de Vogue; y en 1970 a Francine Crescent quien le daría el toque pícaro eróticamente hablando a la fotografía de moda. En 1980 despunta una plataforma de jóvenes fotógrafos como Bruce Weber, Peter Lindbergh y PaoloRoversi quienes a su vez lanzaron al estrellato a Claudia Schiffer, Cindy Crawford, Naomi Campbell, Linda Evangelista, chavas (en aquel entonces) que conocemos bajo el seudónimo de supermodelos por sus súper cuerpos súper tonificados y súper perfectos.
Hoy en día Condé Nast tiene una distribución de más de un millón de ejemplares de Vogue al mes (y yo aquí haciendo mi luchita para que me lean de menos mis cuates), sigue siendo líder en moda con ideas creativas hacia un público profesional buscando fotografías atrevidas y experimentales distinguiéndola de otras revistas contemporáneas.