Por fin me dejé de morder las uñas en la espera del estreno de esta película. La ansiedad me comenzó cuando varios meses atrás, vi los avances en el cine.
El impacto fue a primera vista cuando advertí a Tessa Ia, a quien admiro un montón no sólo por su trabajo como actriz, sino por su arte en general, a mi interés se le sumó Luis Gerardo Méndez, con quien he coincidido en proyectos y he tenido el gusto de toparlo de cerquita e invariablemente se me cae la baba, además de que tiene el don de arrancar sonrisas y carcajadas por donde se para. La siguiente conmoción me vino cuando me percaté del parito cardiaco que me estaba provocando la música que había elegido Rodrigo Dávila para musicalizar el road trip. A todo lo anterior, se le sumó el tema central, que me parecía era una mezcla entre drama, comedia romántica y ciencia ficción; entonces me di cuenta, de que todas mis resistencias estaban desactivadas, moría de ganas de verla.
Sinopsis:
Emilia (Tessa Ia) y su mejor amiga Violeta (Camila Sodi) emprenden el viaje de sus vidas. Un encuentro inesperado con un extraño sujeto (Luis Gerardo Méndez), quien asegura ser “de otro planeta”, las pondrá a prueba, haciéndolas dudar de todo lo que creían cierto hasta entonces. En este viaje descubrirán el verdadero significado de amistad.
Tal vez, hay algo en la historia de los personajes, con lo que me identifico y me confronta con mi propia realidad, con mis ideas y con mis miedos más grandes.
Además de todo lo anteriormente mencionado, no puedo pasar por alto la increíble y bellísima fotografía, y por supuesto, la ingeniosa dirección de Humberto Hinojosa.
La suma de todos los elementos que la conforman, lograron sacarme lágrimas y sonrisas, y la grata sensación de haber visto algo hecho con amor y bien hecho, lo que me dio la esperanza de que el cine mexicano ya no sólo nos contará tremendas, deprimentes y devastadoras historias de violencia, narcotráfico, política y corrupción.
(¿Qué le pasa?… ¿cómo le hace para ser perfecta?)