Desde que mi amigo Mario me invitó a regresar a jugar ultimate frisbee (aquí te dejo una liga para que veas de qué se trata), hacía casi diez años que no lo practicaba, y aunque diario paso lista en mi clase de pilates, y los fines de semana entreno, debo reconocer que no ha pasado un sólo día sin que me duela un músculo porque es un deporte que exige mucho más de mi condición física y mental; y aunque juro y escupo que ese dolor es maravilloso, porque me recuerda que tengo un cuerpo y funciona perfectamente, y que el dolor muscular es el resultado de trabajarlo, no puedo negar también que hay días que no tengo energía para saltar de la cama, y es que no es lo mismo Los Ángeles de Charlie, que diez años después.
Entonces aplaudo fuerte, me sacudo las penas y el cansancio acumulado y me dispongo a prepararme un desayuno súper rico.
El otro día, en el súper pensaba en armar mi despensa con alimentos ricos en nutrientes que pudieran ayudarme a recuperar energía después de mis actividades físicas; entonces se me atravesaron unas cuantas semillas y recordé las ya incontables ocasiones en las que diferentes personas me han dicho a manera de sugerencia con tintes de advertencia que no debería de comer cacahuates, aunque ninguna había logrado explicarme el por qué. Han sido tan recurrentes, que cada vez que topo o sólo imagino cacahuates, se escucha un órgano, un trueno y una risa macabra de bruja, como si el maligno estuviera cerca.Por fin encontré la respuesta, y es tan sencilla como debatible.
En la corteza de los cacahuates se crea el ambiente perfecto para que mini hongos edifiquen un reino, y pues estas criaturitas pueden provocar serias enfermedades en el organismo. Sin embargo, si fuese necesario, ya sea asándolos o pasándolos por agua hirviendo te puedes deshacer de su corteza de manera sencilla, aunque en realidad y siendo sinceros, es más fácil comprarlos ya pelados, y así difícilmente los encontrarías contaminados.
El cacahuate contiene antioxidantes como la vitamina E o la C, así como 5 de las 7 vitaminas que constituyen al complejo B en cantidades importantes (el ácido fólico se encuentra en 10% de la recomendación diaria en una porción de 30g); es rico en vitamina E, aportando 25% de la recomendación diaria en una porción de tan sólo un puñito de cacahuate y aporta grandes cantidades de potasio, 10% de la recomendación diaria para ser precisos, por lo que a las personas con diabetes o con resistencia a la insulina nos caen de maravilla siempre y cuando se consuma en versiones bajas en sodio (sal) y sin azúcar añadida.
Por eso, la próxima vez que me digan que el cacahuate es pésimo para la salud, sacaré mi bolsita con cierre atiborrada de cientos de ellos y los comeré lentamente mientras los miro fijamente a los ojos.