Recordaba un tweet que escribí y que decía más o menos así: “Hoy en día es más trendy el que más defectos físicos tiene”. Sin embargo creo que eso somos todos, sólo que ahora nos dividimos en dos, los que lo aceptamos y lo abrazamos, y los que lo rechazan, lo maquillan y visten con ropa de marca.
Aunque no me siento en condiciones de darte cátedra y lecciones de autoestima, escribo de esto porque estamos sobresaturados de blogs y videoblogs que te insitan a ser una vil y fiel copia de alguien más, que en realidad es igual que tú, sólo aparentemente con una poquita más de seguridad para instruirte.
¿Cómo deshacerte de los tutoriales para ser una copia fiel de alguien que a su vez es ya una copia fiel de alguien que a su vez es también una copia fiel de alguien más?
Cuando abras cualquiera de tus redes sociales y te topes con alguna nota sobrevalorada por millones de vistas, likes y corazoncitos, pregúntate si el título realmente te interesa y te dejará algo súper positivo.
Si te llega por mensaje alguna liga o imagen y te sientes comprometido porque tienes que responder lo que sea a ese alguien que te lo mandó; en primer lugar, no “tienes que… NADA” ¡NUNCA!. El año pasado, un ser humano sumamente querido, me enseñó que las “no-respuestas” también son una respuesta. Y en segundo lugar, antes de tomarte muy en serio eso de atender al mensaje, pregúntate quién te lo manda; luego perdemos eso de vista, cuando en realidad, ese mínimo detalle, nos llena de claridad a la hora de formular nuestro criterio y tomar la valiente decisión de darle o no clic.
Intenta practicar un par de horas al día esa bonita actividad de separarte del teléfono, tablet y/u ordenador (suena más pro que “compu”).
Y pues aquí estoy yo, descalificando todo lo que acabo de escribir, porque esto es también un post muy directivo. ¡Plop!

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