Hay música e imágenes que nos conectan directamente con nuestro pasado, y en el caso de esta serie sucede que cuenta con el arte y con los elementos necesarios para desactivar todas las resistencias, las nuestras y las de las nuevas generaciones, y mandarnos directo y sin escalas a los años maravillosos.

Donde nos encontramos con personas parecidas a lo que hace no mucho tiempo fuimos;  familias unidas como de comercial, niños jugando en la calle sin temor a nada o realizando actividades escolares que suceden un par de veces en la vida, donde también nos hacemos de importantes camaradas; además de fiestas y reuniones en casa de nuestros papás.
En fin, eventos trascendentales que nos marcaron porque dieron lugar a nuestras primeras borracheras, al primer beso o incluso, donde llegamos a tercera base, y mientras todo eso nos sucedía, éramos abrazados por una ola cinematográfica hermosa, hecha de historias increíbles como “E.T.”, “Alien”, “Los Goonies”, “Encuentros cercanos del tercer tipo”, “Pesadilla en la calle del infierno”, “Quédate a mi lado”, y varias más que hoy forman parte de nuestro ADN intelectual y emocional, repleto de códigos e información que nuestro inconsciente nos hizo favor de registrar.

Stranger Things está llena de referencias que nos permiten contactar con la melancolía y nostalgia de momentos significativos de nuestra infancia y adolescencia; nos recuerda todo lo que sentíamos en ese momento, y para mi, ese viaje, no tiene precio.
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